ÁRBOLES NIÑOS Y LIBROS
Repensando viejo dicho populares
Dice un viejo dicho popular, "Antes de morir
debes Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro"... suena un
poco exitista... y si lo repensamos "Antes de morir deberías;
"Cuidar los árboles, amar los niños y leer buenos libros"
Leí en algún blog que esta cita que se atribuye al poeta cubano José Martí, “Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro…” enumera tres acciones que hablan de cómo trascender, cómo dejar nuestra huella, nuestra semilla, nuestro legado y nuestro nombre para el futuro. Seguramente es una gran cita acorde aun tiempo una cultura y otra era de la humanidad, pero mucha gente lo cita como si estuviera vigente y eso me genera una sensación de egoísmo y resultadismo, ya obsoletos y no propios de esta era
Sin ir más lejos, creo que mucha gente dañina hizo esas tres cosas, y no solo no dejo nada bueno a la humanidad. Incluso gente dañina y cerrada en sus creencias plantó árboles que nuca cuido, tuvo hijo que maltrató y escribió libros, que tenían veneno en cada uno de sus hojas.
Entonces este dicho popular, cargado de "Que" hacer, sin reparar en el "como" o "para que", se tiñe de un aparente resultadismo frustrante.
Cuantas personas fantásticas no tuvieron hijos, pero hicieron cosas maravillosas por los niños del mundo. Cuanto arboles fueron cuidado y protegidos por personas que no supieron o no pudieron plantarlos. Cuanta gente dejo un legado desde el ejemplo y el testimonio, y no pudo plasmar sus ideas en libros... entonces, acorde a una nueva era evolucionada, es hora de repensar esos viejo dichos
Los árboles, muchos más que plantas
Creo que además de poder plantar árboles es muy importante cuidarlos, tanto los antiguos como los nuevos. Eso encierra una metáfora muy amplia. se puede plantar un árbol y destruir innecesariamente otros 5 el mismo día, solo por no estar conectado en forma consciente con nuestros consumos
Existe una metáfora y simbolismo muy interesante en plantar árboles, regarlos, cuidarlos. Cuidar sus raíces, sus hojas y flores, nos conecta con temas culturales, sociológicos y ecológicos, que son mucho más profundo que el árbol como elemento natural. Es un camino de aprendizaje espiritual, para nosotros y los niños.
Los niños, los hombres del futuro
Y hablando de niños, es mucho más importante amarlos, educarlos,
protegerlos, que simplemente "tener un hijo". Ya el mismo término
"tener" da un sentido de propiedad peligroso y antiguo. en el
pasado los niños eran más empleados de una familia, generalmente agrícola,
y era parte del bienestar y contención de los padres en su vejes, nuevamente
una obligación de repensar el término "tener", con respeto a las
necesidades y cultura de otros tiempos. Tener hijos era casi
una necesidad, de otros seres humanos, de otra era, y cuidado que no
se trata de juzgar de manera ignorante un pasado que no vivimos. El
desafío está en adaptar el sentido de contener, cuidar y acompañar a
los niños, sean hijo nuestros o no. Acompañarlos en el
camino de convertirse en personas íntegras, para que un futuro pueda
disfrutar y cuidar el mundo.
Pensemos en otra conexión con los niños, acompañados de las palabras
de Kahlil Gibran
Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
No se puede agregar mucho más a estas hermosas palabra, podría ser arruinar tanta belleza, solo una reflexión final, reemplazar "los hijos" y hablar de "los niños", deberíamos pensar como hijos a todos los niños del mundo, podamos o no haber concebido uno de ellos, nuestra responsabilidad con ellos de manera más solidarias, no poseerlos, no discriminar unos de otros, y pensar en eso pequeños humanos que posiblemente algún día estén deseosos de compartir con nosotros parte de nuestro legado, no como obligación, sino como elección libre de ellos, esa sería nuestra mejor cosecha.
Los libros, pequeñas partes de almas contenidas en papel
Finalmente, una reflexión sobre esos hermosos libros. No todos tienen la
habilidad de escribir, incluso mucha gente brillante,
de este mundo desparejo y mezquino, no recibió la educación para aprender
a escribir, pero aún a veces ni siquiera para poder leerlos.
Agradecido estoy de que me toco entre los afortunados, y gran parte de mi aprendizaje en esta vida vino desde extraños, fantásticos e inesperados libros, que aparecían a la vuelta de la esquina, de lugares impensados, escrito por fantásticos y misteriosos señores, de diferentes culturas, tiempos y lugares del mundo.
Los tiempos modernos, involuciona y evolucionan, en diferentes aspectos. La tecnología derrumba barreras culturales, con sus cosas buenas y malas, pero una de las buenas surge la disminución de la dependencia de la lectura, como medio de comunicación, y con ella otro desafío de nuestra era, el testimonio de vida.
Que mejor libro que vivir nuestra vida con coherencia, como un
testimonio libre, desde donde trasmitir nuestros valores y convicciones. En
otra época esos hermosos libros, eran la única manera de comunicar, de
atravesar de distancias, física y cronológicas, solo los libros podrían
transcender o transcribir, literalmente una idea. Hoy muchas veces es más
importante vivir y actuar, que decir y escribir
Por todos eso motivos te invito a que repensemos los viejos dichos
populares, los adaptemos a nuestra consciencia actual y pregúntate... tienes
ganas de "Cuidar los árboles, amar
los niños y leer buenos libros"
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